Ayer fue la noche de Halloween. El año pasado fue la primera vez que lo celebramos en casa de unos amigos. Aquí en Cataluña se celebra más la castañada con panellets, boniatos y castañas. Pero hay que reconocer que a los niños les llama más la atención Halloween y más cuando todo en la calle no hace más que recordarte esa fiesta extranjera.
Yo estaba algo enferma pero no pude evitar hacer una cena temática aunque nos quedásemos en casa para cenar e ir a dormir.
Decoré el comedor con unas telas de araña, servilletas de halloween, vasos que brillan en la oscuridad de la tienda Tiger y nuestra luz ultravioleta.
Para dar algo más de luz pusimos un vaso lleno de tónica que se ilumina con la luz ultravioleta. Para hacerlo más terrorífico le añadimos unos hielos con insectos (de juguete de mis hijos) dentro.
La cena era:
- Vómito de Jack O'lantern (guacamole).
- Dedos (frankfurts)
- Jack O'lanterns (mini hamburguesas con tranchetes de queso)
- Crujientes de fantasmas y murciélagos (patatas Drakis)
- Calaveras (arroz hervido al que luego le añadimos salsa de tomate)
- Bebidas monstruosas (coca-cola envuelta en venda simulando una momia y una lata de fanta limón que vendían decoradas con la cara de Frankestein).
Para acabar la noche después de cenar echamos una partida al juego de cartas de Djeco Mistibooh que brilla en la oscuridad. Pero para no cargarlas para poder jugar lo hacemos con nuestra luz ultravioleta que es instantáneo.
Lo único es que nosotros en lugar de seguir las normas lo usamos como memory.
El juego real consiste en tener las cartas repartidas entre los jugadores y robar una al de tu izquierda para completar las parejas que se van poniendo sobre la mesas conforme las vas teniendo, excepto el gato que solo hay una carta y el que se queda con esa carta en la mano al hacer todas las parejas pierde.
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